Niños que sienten, niños que crecen: la educación emocional infantil paso a paso

La educación emocional infantil es el proceso de enseñar a los niños a reconocer, comprender y gestionar sus emociones de manera saludable. Fomentarla desde temprana edad ayuda a mejorar la autoestima, las relaciones sociales y la capacidad de afrontar retos. 

¿Por qué enseñar emociones desde pequeños transforma su futuro?

La educación emocional implica enseñar a los niños a identificar lo que sienten, expresarlo adecuadamente y desarrollar herramientas para manejar sus emociones. Según Rafael Bisquerra, experto en psicopedagogía emocional, este aprendizaje se basa en cinco competencias clave:

• Conciencia emocional: reconocer emociones propias y ajenas.
• Regulación emocional: aprender a gestionar reacciones ante sentimientos intensos.
• Autonomía emocional: fomentar la autoestima, la responsabilidad y la actitud positiva.
• Habilidades sociales: desarrollar empatía, comunicación y resolución de conflictos.
• Competencias para la vida y el bienestar: aplicar lo aprendido en contextos reales.

Incorporar actividades lúdicas y lecturas que aborden emociones, donde el niño es el protagonista, ayuda a reforzar estos aprendizajes de manera natural y divertida.

Además, es importante conocer e identificar las emociones de los peques para poder así gestionarlas como adultos de la mejor forma posible, y guiarles a ellos mismos para hacerlo. 

Beneficios reales: lo que gana tu hijo al entender sus emociones

Fomentar la educación emocional desde los primeros años tiene múltiples ventajas respaldadas por estudios de organizaciones como UNICEF y la Fundación Educo:

• Mejora la autoestima y la confianza en sí mismos.
• Potencia la empatía y las habilidades sociales.
• Facilita la resolución de conflictos de forma constructiva.
• Favorece la adaptación a cambios y situaciones difíciles.
• Contribuye a un aprendizaje más efectivo, al reducir la ansiedad y mejorar la concentración.

Cómo fomentar la educación emocional en casa y en la escuela

Ya hemos hablado en alguna ocasión de como mejorar el desarrollo emocional de los más pequeños como padres desde casa, pero hay algunas cosas que son indispensables cuando hablamos de educación emocional infantil:

Cuentos que enseñan a sentir: el poder de las historias personalizadas

Los cuentos son una herramienta poderosa para que los niños comprendan emociones complejas. Libros personalizados como los de TrastoBooks permiten que los pequeños se vean reflejados en las historias, explorando situaciones que despiertan sentimientos y promoviendo la empatía.

Además, existen obras que abordan temas como el miedo, la tristeza, la frustración o la alegría, facilitando que el niño conecte con sus emociones desde un lugar seguro y comprensible.

Rutinas que hablan de emociones: pequeños gestos, grandes aprendizajes

Conversar sobre emociones durante las rutinas cotidianas, practicar la escucha activa y validar lo que sienten los niños fortalece su inteligencia emocional. No debemos asumir que los niños interpretan los estímulos igual que los adultos.

Es esencial preguntarles cómo se sienten, qué les preocupa, qué les alegra o qué les relaja. Gestionar tanto las emociones negativas como las positivas es parte del proceso. A menudo nos centramos solo en lo que les incomoda, pero también es importante enseñarles a disfrutar y expresar lo que les hace felices.

Jugar para sentir: dinámicas que enseñan sin que se den cuenta

Actividades como dramatizaciones, juegos de roles o juegos de mesa enfocados en emociones permiten que los niños experimenten situaciones sociales reales mientras se divierten. Estas dinámicas fomentan la empatía, la cooperación y la comprensión de diferentes puntos de vista.

¿Tienes dudas? Aquí respondemos lo que todos los padres se preguntan

¿A qué edad es recomendable empezar?

Desde los primeros años de vida. Incluso bebés y niños pequeños pueden comenzar a identificar emociones básicas como alegría, tristeza o enfado.

¿Qué hacer si mi hijo no expresa sus emociones?

Evita presionarlo. Usa cuentos, juegos simbólicos y conversaciones abiertas para facilitar la expresión emocional de forma gradual.

¿La educación emocional mejora el rendimiento académico?

Sí. Los niños emocionalmente equilibrados manejan mejor la ansiedad, se concentran más y colaboran mejor con sus compañeros y docentes.

Lo esencial: por qué la educación emocional no es opcional

• Ayuda a reconocer, comprender y gestionar emociones.
• Mejora habilidades sociales, empatía y autoestima.
• Se puede fomentar mediante lectura, juegos y rutinas diarias.
• Los cuentos personalizados, como los de TrastoBooks, son aliados prácticos para este aprendizaje.

¿Quieres saber más? Fuentes que respaldan y amplían lo aprendido

• UNICEF: Educación emocional en la infancia
• OEI: Estrategias de educación emocional
• Fundación Educo: Guía de educación emocional
• Rafael Bisquerra – Universidad de Barcelona